miércoles, 4 de septiembre de 2013

Historia de un libanes en Puebla Wendy García Fernández 3°F N.L. 14

De como un libanes llamado Antonio Kuri Yunes llegó a Puebla.
 
El Líbano es uno de los países más pequeños del mundo con apenas 10,452 kilómetros cuadrados y una población de casi cuatro millones de habitantes. Todo empezó cuando los padres de Antonio el señor Antonio Milan Kuri Haidar y la señora Mariana Yunes llegaron a México en 1878 provenientes del pueblo Jadeth el Jebbe Líbano huyendo del Imperio Otomano.
 
El camino fue difícil ya que no tenían suficientes recursos;  fueron viajando y comunicándose con amigos para que les dieran posada y víveres, así pudieron llegar hasta nuestro hermoso país México desembarcaron en el Puerto de Veracruz, justo a la mitad del primer periodo presidencial del General Porfirio Díaz.
 
Una vez que estubieron en México empezaron a buscar un lugar para poder vivir y establecerse. Luego empezaron a buscar trabajo para ganar algo de dinero y poder sobrevivir; el señor Antonio Milan Kuri trabajo cargando bultos en los mercados y su esposa la señora Mariana Yunes trabajo cociendo ropa de los vecinos o de cualquier gente que se le ofreciera algún trabajo para hacer el aseo y limpieza de casas habitación; así estuvieron luchando por un hogar y bienestar mutuo hasta que la señora Mariana Yunes se embarazó, fue ahí cuando el señor Antonio Kuri empezó a buscar contactos de su mismo país ya lo había hecho antes pero no tuvo éxito.
 
Esta vez la suerte estaba de su lado; el señor Antonio se enteró que habían fundado un en Veracruz el Centro Libanes; así fue que el señor Antonio Milan Kuri empezó su gran aventura en el ramo de la industria textil. Fue al Centro Libanes en Veracruz y preguntó que necesitaba para pertenecer y formar parte de la comunidad; le dijeron que tenía que ser del Líbano, entonces se registró él y a su esposa Mariana Yunes y todo empezó a mejorar para ellos.
 
El señor Antonio Milan Kuri conoció a un empresario textilero mexicano quien le dio trabajo y fue tanta la comunicación entre ellos que fue la mano derecha del textilero mexicano aprendiendo el uso y manejo de las maquiladoras de la fábrica hasta ser todo un experto en la rama de la industria textilera.
 
Con el tiempo el señor Antonio Milan Kuri tenía el suficiente capital para poner un negocio propio y viajó con su familia a la ciudad de Puebla.
 
 
La mayoría de los inmigrantes que procedían del Medio Oriente;  eran libaneses y en mucho menor escala de otros pueblos de Levante. Fue usual que se les llamara “turcos”, porque hasta 1918 fueron súbditos del Imperio Otomano; también se les llamaba “árabes” por el idioma que desde entonces hablan y escriben.
 
Según algunos estudios serios que se han hecho sobre el fenómeno de la emigración libanesa, el idioma, las tradiciones gastronómicas y las costumbres sociales hermanaron con México a los emigrantes libaneses, que salieron de pequeños territorios y llegaron a un gran país anfitrión que estaba en pleno desarrollo y con una gran extensión territorial que apenas empezaba a poblarse.
 
Los libaneses agradecieron a través de su trabajo y de sus aportaciones el recibimiento del que fueron objeto; se integraron a México poco a poco y hoy un gran número de descendientes de aquellos primeros emigrantes son mexicanos prominentes, cuyo trabajo y participación en la vida social, cultural, empresarial, deportiva, intelectual, entre otros, tiene una gran presencia y trascendencia en nuestro país.
 
 Atraídos por América, dejaron sus familias y tierras, y aun sin conocer el idioma y las costumbres de México, los libaneses encontraron la manera de adaptarse, y a base de trabajo y en lucha por la supervivencia exploraron mercados no atendidos, llevando a poblaciones incomunicadas mercancías necesarias y atractivas; fueron precursores de las ventas a crédito y por eso se les llamó
“aboneros”; y favorecieron el mercado interno; su austeridad y lucha constante hizo que de buhoneros pasaran a establecer puestos en los mercados y después a ser dueños de sus negocios. Los primeros en llegar ayudaron a los que seguían llegando; los que prosperaron en el comercio se aventuraron después en la industria y más tarde empezaron a abundar profesionistas que sirvieron a las
comunidades en las que se establecían.

Aquellos emigrantes se esmeraron para que sus hijos aprendieran español y conocieran y amaran profundamente a México sin olvidar sus valores, su amor y apego a su país de origen.
 
Pero no era el caso de nuestro amigo Antonio Milan a él le gustaba más la industria textil, entonces una vez establecidos en la ciudad de Puebla; conoció al señor Antun Nahad empresario textilero en Puebla, el señor Antun y Antonio se entrevistaron y se hicieron socios para empezar confeccionar ropa casual de la época; estamos hablando de los años de 1920 – 1930 donde casi todos los hombres o familias acomodadas de México les gustaba vestir bien, entonces ahí es cuando el señor Antonio Milan Kuri empezó a diseñar los vestidos de clientes o personas distinguidas de la ciudad en esa época.
 
 
A poco más de 125 años de presencia, existen descendientes de libaneses en casi todos los rincones de República Mexicana y muchos de ellos han sobresalido de una u otra forma en algún momento en la historia mexicana. Con el tiempo, la comunidad libanesa arraigada en México se ha organizado alrededor de asociaciones y clubes o casas libaneses, destacando el ubicado en la ciudad de México, inaugurado en 1962 por el presidente Adolfo López Mateos, quien pronunció la afamada frase “El que no tenga un amigo libanés, que lo busque”.
 
En el año 1979 el Centro Libanés, A.C. decidió rendir homenaje a la migración y encargó al artista mexicano de origen libanés Ramis Barquet, el diseño de un monumento que representara a los primeros emigrantes; así fue creada la estatua que actualmente adorna los jardines de la Institución, algunas ciudades y prácticamente todos los clubes ubicados en la República Mexicana; además cuenta con dos instalaciones en el Distrito Federal y ha puesto en operación la Residencia “Cedros de Líbano”, para adultos mayores.

 Ha promovido la creación de asociaciones de profesionistas de origen libanés y apoya a las agrupaciones que fueron formadas por los primeros emigrantes con los nombres de sus pueblos de origen o en torno a sus creencias religiosas.
 
Asimismo, existen y operan clubes sociales y deportivos, en las ciudades de Puebla, Mérida, Veracruz, Tampico, Monterrey, San Luis Potosí y se encuentran en proceso de creación o consolidación clubes similares en otras ciudades, destacando los casos de Querétaro, Guadalajara, Chihuahua y Celaya. La mayoría de estos clubes o asociaciones, han adoptado como parte de su identidad
gráfica un cedro estilizado, obra del Lic. José Anuar Kuri, y es la representación gráfica y geometrizada de nuestro cedro pero con características singulares, ya que está conformado por varias líneas que representan a los mexicanos de origen libanés de los diversos pueblos y cultos, que al entrelazarse y hermanarse generan en la base del símbolo una gran puerta de estilo ojival; ya hablamos del señor Antonio Milan Kuri y su esposa Mariana Yunes, ahora hablaremos de su único hijo Antonio Kuri Yunes que siguió los mismos pasos que su padre permaneciendo en la industria textilera en Puebla.
 
El señor Antonio Kuri Yunes es en la actualidad el dueño de BABY MINK.

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